Quien dice que 20 años no son nada …….

17 de abril de 2014

Cuantos años he recorrido, y muchas veces de forma inconsciente, hasta que un día alguien llega y te hace pensar en tus comienzos. Y con un solo recuerdo nos hace pensar en pocos minutos que tan gordo seria nuestro libro, si lo llenáramos de momentos vividos a través del deporte.

El Half Triatlón de Concordia tiene un atractivo especial para mí. Considero a la ciudad y su gente, como mi segundo hogar. Un lugar donde pase mucho tiempo en mis inicios en el triatlón, junto a Soledad y su familia. Entrenando en el mismo lugar donde se realiza la competencia. Por eso que todos los años vuelvo sin importar en qué condiciones me encuentre, siempre pensando en cuanto puedo devolver en agradecimiento a través de mi entrega. Con ese pensamiento, fue que largue una vez más el half, sumándose a mis más de 50 pruebas de la distancia. Y sin pensar que con tan solo 15 días atrás había finalizado un IM.

La competencia me encontró lento, con el cuerpo perezoso, y sin reacción. Sobre todo en el inicio, en los primeros metros de natación, queriendo avanzar, pero sin reacción. Como que alguien me sostenía de los pies vi alejarse a los punteros. Y solo promediando la mitad del nado, que comencé a sentirme mejor. Pero a esa altura ya era tarde, el grupo a dar pelea no quiso esperarme. Solo podía seguir nadando para llegar antes al ciclismo, e intentar ahí recortar algunas colocaciones. Fue así que sucedió. Ya en los primeros km pude alcanzar a un grupo, pasarlos y provocar un quiebre, siguiendo solo con dos más, Cristian Carletto y el Guillo Von Zellheim. Durante la primera vuelta algunos más fueron quedando. De esa manera la competencia quedaba dividida en dos. El grupo de adelante, con Galindez, Marito de Lias y Alejo Badino. Y el perseguidor entre el cual me encontraba. Poco a poco las secuelas del IM se hacían notar, y el cansancio comenzaba a dominar mis pensamientos. Sin embargo buscaba en mi pasado, motivos que me daban la alegría de poder estar en donde me encontraba. El final del ciclismo fue algo lento, pero con ganas de vivir ese momento, de estar ahí, con las personas que alentaban y le daban calor a un triatlón que amaneció con temperaturas muy bajas y fuertes vientos. El pedestrismo me sorprendió. Pensaba que el verdadero dolor del IM Los Cabos, lo sentiría en cada pasada, en todo el recorrido. Pero por lo visto los años me ponen lento, compensado con una más rápida recuperación. Si hacer mi mejor corrida, pude mantener un buen ritmo desde el comienzo y hasta el final, descontando algunos minutos de quien se encontraba por delante, pero sin ser suficiente. Así finalice 6to en la general. Casi, casi subiendo al podio. Con un Marito que crece año a año, y mostrando ser de la nueva generación que llevara a argentina en los próximos podios internacionales, un Alejo Badino que sin conocerlo personalmente, me dejo ver en competencia su capacidad de entrega, su lucha y uno más a tener en cuenta siempre de aquí en adelante. Cristian Carletto, que con su constancia está siempre presente y pellizcando la punta. Y el gran Oscar, que no dejo de admirar su capacidad de mantenerse motivado no solo a cada carrera, diría a cada década que transita dentro del triatlón. Y gran motivador para mantenerme aun compitiendo junto a ellos.

Y si bien quede sexto en la general, ganando lo que fue mi categoría “E”, y la letra E no es de Ezequiel, sino que se refiere al grupo de 40-44 años. Me provoco una sensación extraña, de alegría y de melancolía, de fortaleza pero con debilidades, de caminos recorridos, pero con retrocesos, de caídas que te muestran en lo más alto. Y de que a pesar de no estar en lo más alto, las personas te demuestran que el mejor trofeo es tan grande, que hasta imposible de levantar, y me refiero al cariño ganado por todos.

Abril del 2014 es un mes especial, todos los son, pero este lo es en el recuerdo. Cosa que no soy muy afín, vivir de recuerdos, y si de proyectos. Y fue esta 6ta colocación que me permito pensar en el tiempo. Ganando la categoría tuve la posibilidad de subir al podio con una generación pasada, que sigue en el presente. Pablo Rodriguez y Victor Clivio, dos de los cinco premiados. Cuanta historia entre los dos, que así como con Oscar, el deporte nos mantiene unidos.
Pero no queda solo por ahí el recuerdo de tantos años. León Gustavo, quien finalizo en 3ra colocación, me recordó mis comienzos. Y todo se remonta al 24 de abril de 1994. Fecha que lo alejo por 17 años del deporte de las tres disciplinas. En una fecha puntuable por el Campeonato Provincial, organizada en la laguna de Lobos y por un icono en organización de triatlón, Jorge Leiva lleva a mi ciudad un evento que para muchos era desconocido. Y fue mi caso. Si bien había escuchado sobre el deporte, y entrenaba con algunos practicantes platenses, ya que por esos años me encontraba estudiando en la ciudad de La Plata, no dude en aventurarme con un traje prestado y una bicicleta de “media carrera”, y mis zapas de correr, que para la época ya tenía varios años en la práctica del atletismo.

Fue entonces que hice mi debut en este nuevo deporte, que me dejo entrar, y nunca más pude salir. Atrapante, duro y desafiador. Capas de enajenar nuestros más sinceros sentimientos como si tomara posesión de nosotros. Un deporte de solos que nos une en cada largada, tras un mismo objetivo, pero con diferentes motivos que nos llevan a intentarlo. Deporte que va muy de la mano con gran parte de mi vida. Viajes, amigos, noviazgo y matrimonio. Triunfos y derrotas. Luchas diarias que nos vuelven fuertes, y a su vez nos demuestran nuestras debilidades. Encuentros y partidas. Miles de contactos, que muchos se borran con el tiempo, pero pertenecen en nuestra historia. Encuentros casuales, que un día se volvieron fuertes, capaces de persistir en el tiempo y la distancia. Y lo melancólico de un argentino que no oculta su entusiasmo, su alegría, su energía despertada en cada oportunidad, de vivir momentos que hicieron, hacen y haran parte de su vida.

24 de abril del 2014, a 20 años de mi debut. Sin torta, ni velitas. Pero con el festejo como no podría ser de otra manera. En un triatlón. Con amigos cercanos y otros en el recuerdo. Con un cuerpo más viejo, algo cansado ya. Y a pesar de eso, en cada largada despierta una nueva energía capaz de llevarme a una entrega total. Hoy disfruto de un podio diferente. Uno invisible que está presente siempre que decida competir. Mucho más grande. Tan grande que entran una enorme cantidad de otros atletas. Aquellos que me recuerdan en cada encuentro, que tan gordo seria mi libro vivido a través del deporte.

Ironman Cozumel

1 de dezembro de 2013

San Miguel de Cozumel es su nombre oficial, situado en la península de Yucatán pertenece al estado de Quintana Roo fue fundada en el año 1974 aunque las pesquisas indiquen que sus primeros habitantes de la isla llegaron hace ya muchos años
Cozumel cuenta con una población estable de cercano a los 80 habitantes en su territorio de 48km de extensión de norte a sur e de 16km de este a oeste. Con una economía dedicada 100% al turismo, en especial al turismo dedicado al buceo. Con playas de arenas blancas, mar azul turquesa y su extensa riqueza de corales que rodea la isla. Con un clima tropical su temperatura media anual es de 30 grados, ideal durante todo el año como punto turístico para quien adora playa y calor.
Pero es sobre el Ironman del próximo domingo que más nos interesa. En su 5ta edición ya enamoro a quien lo hizo y despierta una fuerte atracción en quien aún no se atreve.
Caracterizado por un circuito 100% plano y aguas tranquilas y cristalinas nos puede hacer pensar que es una buena oportunidad de buscar un excelente tiempo, tal vez soñar con hacer records personales. Pero hay dos puntos a tener en cuenta. Mejor diría. Dos características importantes durante la competencia, que pueden voltear cualquier esperanza de volver a sus países de origen con un tiempo final muy por arriba de lo planificado. Calor y viento. Temperaturas altas durante toda la competencia, incluso desde horas tempranas, y un fuerte viento que va desgastando a cada competidor son los principales adversarios a enfrentar. Después quedara a conciencia de cada uno el ritmo a seguir y cuanta fuerza hacer frente a al paredón impuesto por el viento.
Mañana será para mí la tercera participación en la isla, y así como todo Ironman, no será unos más, será el volver a largar con el deseo de finalizar, y aunque suene con poca esperanza de resultado, hoy me tomo el triatlón con ganas de disfrutar cada km, y que el resultado venga solo!!!

Vivir el triatlón y no solo ser triatleta

29 de agosto de 2013

Vivir el triatlón y no solo ser triatleta puede marcarme la diferencia entre saber que lo disfruto y no que lo padezco. Fue este el pensamiento que me dejo el ultimo Ironman 70.3 de Brasilia.
Volver a organizarme, buscar un objetivo, pensar, planificar, a viajar, a errar, buscar, acertar y volver a errar, y a pesar de eso seguir adelante, son pautas que me van mostrando que en el fondo todavía hay algo que me empuja y no me deja parar.

Y Brasilia marco un nuevo inicio dejando atrás mucha historia personal en mis años deportivos. Sin importar cuánto se ha hecho. Y si cuanto queremos hacer todavía. Es así que un amigo y alumno me remarco esta actitud mía pasada por alto sin haberla concientizado: empezar de nuevo a construir un nuevo sueño!!!

Viaje con muchas expectativas, no tanto avocadas al resultado final, y si a mi propia posición ante una nueva competencia. Después de más de cuatros meses de mi último triatlón finalizado y con la experiencia del abandono en el IM de Florianópolis sin dudas que mi mayor inquietud era saber cómo respondería física, pero más psíquicamente en cada momento.

Volví a sentirme calmo antes de la largada, volví a sentir ganas de largar. Y de trabajar cada momento de la competencia como único, como importante para un todo. Con un rendimiento bueno, dentro de lo esperado según mis entrenamientos. Nade en el grupo que acostumbro hacerlo. Defendiendo mi espacio y atento a cada brazada. El ciclismo fue fuerte, me sentí bien, con algo de pérdida de rendimiento en los km finales debido a la falta de competencia y a la dureza del circuito y el viento fuerte que soplo sobre la última vuelta de las tres que debíamos realizar. Entregue la bicicleta con tres triatletas más, saliendo para correr con seis atletas por delante de nosotros. Si bien costo un poco el inicio del primer km sintiéndome algo duro después de un par de minutos ya lograba imprimir un ritmo fuerte que alimentaba mis ganas de buscar alguna colocación más adelante en el resultado final. Pasaban los km y a un ritmo suelto me alejaba de quien había comenzado a corre junto y crecía la esperanza de ultrapasar a algún triatleta. Solo que en el km 12 un fuerte calambre y sin previo aviso me dejo parado. Totalmente duro, sin poder dar un paso, caminar algo como para ayudar a relajar el musculo. Después de un par de minutos masajeándolo logre volver a iniciar un trote, que poco a poco fue ganando ritmo, pero que a esa altura de la competencia ya me había hecho perder colocaciones y esperanzas de ganar alguna. Corriendo prácticamente en solitario los últimos km para finalizar en 8va colocación.

Hacer un análisis más profundo de mi desempeño no tiene mucho sentido hoy. No hubo nada que pueda trasmitirles como interesante en cuanto a mi carrera en sí. Si puedo decirles que después de tantos años practicando deporte y habiendo pasado, y aun estoy, en un periodo de adaptación, que creo será una eterna adaptación, no tengo dudas que para movernos en alguna dirección, que para vivir y sentir el verdadero sentido del deporte, debemos tener un motivo, algo que nos mueva y nos retroalimente a cada día. En busca del tan ansiado objetivo. Y esa sensación volvió aparecer en mi en las últimas semanas, con ganas de seguir persiguiendo sueños que le den vida a mi deporte, que me hagan vivir el triatlón.

30km a pura aventura !!!

30 de julho de 2013

El domingo pasado decidí largar los 30km Mitra Wol Extreme en Saquarema, a pocos km de donde vivo en Niteroi. Competencia realizada 100% sobre terreno montañoso.

No son competencias a la cual me dedico, pero el hecho de estar sin competir y en vistas a los nuevos desafíos que tengo por delante me llevaron a ser parte de la largada. Buscando un entrenamiento largo y un poco de competencia con adversario.

Ya con un minuto de haber largado la prueba comenzamos un ascenso que duraría 20min en mi caso, algo lindo para quemar las piernas ya desde el comienzo. Terminando la subida nos metíamos en senderos montaña abajo. De los prácticamente 500mts de ascenso subidos bajábamos todos. Sobre zigzagueantes y empinados trechos que rompían las piernas. Fueron 40min aproximadamente sobrepasar la primera montaña. Y así quedarían aun 2 más por delante. En lo que respecta a la competencia con mis adversarios ya en el comienzo de la subida pude hacer una pequeña diferencia sobre mis perseguidores, que por momentos se dejaban ver entre los árboles.  Así nos mantuvimos hasta el comienzo del segundo ascenso donde poco a poco fui abriendo más hasta el punto de perderlos de vista. Y con una geografía que no permitía vernos los unos a los otros tuve que mantener un ritmo fuerte para asegurar la primera colocación hasta finalizar la competencia, sin llegar a arriesgar algún acercamiento a mis espaldas de algún otro atleta.

Después de 2h30’ de competencia arribe a la meta contento por un triunfo más, pero sobre todo de haber participado de un evento diferente a los que acostumbro, rodeado de pura naturaleza. Terminando un gran entrenamiento de calidad, que sin duda me costara un par de días recuperar las piernas.

Ahora es focalizar las próximas semanas de entrenamiento para llegar el 25 de agosto en buenas condiciones para competir en el Ironman 70.3 de Brasilia.

El Cruce de Los Andes 2013

14 de fevereiro de 2013

El Cruce de Los Andes me devolvió la oportunidad de vivenciar algo nuevo. A pesar de correr hace ya 25 años y tener muchos km en mis piernas, los realizados entre montañas fueron sin duda los km más difíciles que he transitado. Contagiado por un gran amigo como lo es Pablo, y empujado por Soledad a competirla, tome la decisión de ir y descubrir porque esta carrera es el objetivo de tantos atletas, que año tras año hacen el esfuerzo por querer volver.

El encontrarnos viviendo en países diferentes no nos impidió sentirnos cerca desde el primer momento, en que tomamos la decisión de ir juntos con Pablo. Fue en el mes de noviembre cuando confirmamos nuestra participación y el inicio de la búsqueda de sponsor. Pero solo en diciembre que los entrenamientos comenzaron a sumar km después de un merecido descanso posterior al Ironman de Cozumel en el cual habíamos participados los dos.

En mi caso una lesión, una facitis plantar en el pie izquierdo no me dejaba entrenar como quería, pero el entusiasmo trasmitido por Pablo me daba esperanzas todo los días.

Con pocas semanas previas a la competencia nuestro viaje estaba programado, incluyendo el día en que nos encontraríamos en Junín de Los Andes, para ya sentirnos realmente como un equipo. Fue a partir de ese momento que todo paso a ser pensado de a dos, desde horarios y actividades previas, hasta conversaciones sobre estrategias a ser utilizadas, análisis del circuito y de nuestros adversarios.

El día previo a la largada tuvimos lo que sería una de las tantas charlas sobre la competencia. Sentados en el jardín del Hostel, con café de por medio, Pablo saco de la mochila los mapas con distancias y altimetrías de cada etapa. Me sorprendí, no sabía que los tenía. Y me dio la pauta de que no estábamos para jugar en la montaña, percibí que en su mirada había algo más que  el simple hecho de competir. Transmitía verdaderamente un gran deseo por ganar. Contagiándome su fuerza a cada día más.  Y entendiendo que no por ser mi debut en la competencia, en algo nuevo, me permitira hacerlo simplemente con entusiasmo. Debería tener la misma concentración que él.

La primera etapa se caracterizaba por ser algo así como de contra reloj. Al tener la largada de la competencia abierta para que cada equipo inicie su recorrido cuando quisiera, dentro de un tiempo estipulado por la organización. Nos ponía en una situación de sin referencia para con los otros equipos. Así entonces era salir y correr fuerte para realizar el mejor tiempo posible y al finalizar todos los equipos ver cómo nos encontraríamos en la clasificación final de la etapa. Debo decirles que por varios momentos me pregunte si sería posible corres dos días más considerando el fuerte ritmo que llevamos. Mi punto débil fueron las bajadas. Donde Pablo desplegaba toda su técnica y me llevaba realmente a una velocidad donde no me permitía ver con claridad a donde poner el pie. Rocas, raíces, arena volcánica, riachos, nada parecía ser un obstáculo para un Pablo que se alimentaba de ellos. Los mismos obstáculos que a mí me desgastaban cada vez más. Y la facitis que se hacía notar en cada impacto en las bajadas. Y un Pablo que sabiendo de la situación me cuidaba más que a él mismo. Diría que esta etapa fue realizada con gran armonía entre los dos, comunicándonos durante todo momento, trasmitiéndonos sensaciones propias para hacerlas partes del otro, y así como un gran engranaje funcionar a la perfección lubrificado por nuestro entendimiento de uno sobre el otro. Finalizar la etapa con 25 minutos de diferencia sobre el segundo mejor equipo sorprendió a muchos, diría a todos, incluso a la organización llevándolos a pensar que muchos podrían haberse perdido. Y sorprendidos también nosotros ya que el esfuerzo fue grande, pero sin pensar que daría al final un gran alivio para la clasificación general del Cruce.

Como un ritual de tardecita hicimos un nuevo análisis de lo sucedido, y de lo que tendríamos por delante en la segunda etapa. Circuito, altimetría, alimentación, hidratación. Y acá tenemos un punto a destacar. En ninguna de las tres etapas usamos el camelback. Sí la mochila reglamentaria con su elemento obligatorios, que ya pesaba lo suficiente. Pero una de nuestras estrategias fue tener fuertemente identificado los km donde tendríamos agua, ya sea en ríos, lagunas o algún puesto de hidratación propio de la organización. Y así evitar cargar más kilogramos de los necesarios. Llevamos una botella de 500ml cada uno, suficiente para realizar varios km hidratándonos bien y sin arriesgar a una deshidratación que pusiera en riesgo las siguientes etapas.

En la segunda etapa decidimos marcar a nuestros principales adversarios, el Team Cariocas Runners. Largamos entonces juntos a ellos, esperando alguna reacción para abrirnos y así descontarnos algunos minutos. Con pocos km nos encontramos en una gran subida donde decidieron atacarnos. Solo nos defendimos aguantando su ritmo. Pero sin querer minutos después me encontraba subiendo por delante de ellos, y Pablo que se pegaba a mí. Y sin aumentar el ritmo los dos nos fuimos despegando, subiendo a cada paso con cierta soltura. Y porque no pensar que nuestra diferencia podría estar en los kg a menos que cargábamos en nuestras espaldas, ya que un camelback puede almacenar hasta 2litros y nosotros solo llevábamos 500ml. Si fue útil no lo sé, pero sí sé que a lo largo de los km cada gramo a menos que transportamos era un alivio para nuestras piernas.

Y aunque abríamos cada vez más minutos en este tipo de competencia no es seguridad de tener la carrera ganada. Ya en el km 17 teníamos una amplia ventaja, pero un descuido nos llevo a perder varios minutos. Unos 7 u 8 min. según lo que Pablo marco. Por instinto después de una bajada seguimos por un sendero sin ver una señal que nos sacaba del mismo en dirección contraria a la que fuimos. Luego de unos 500mts y al no ver más señales decidimos parar y observar el camino. Nada de ver señales. Pablo decidió regresar al último punto de marcación y así poder ver nuevamente las señales de circuito. Pero este no sería el peor momento nuestro. Ya transitando por el km 25 nuevamente una duda se instalaba entre nosotros. La falta de señalización nos detuvo sobre el camino con la pregunta de si estábamos en dirección correcta. Avanzamos un poco más, y nada de nuevas señales. Retrocedimos hasta la última. Miramos para un lado, para el otro. Nada de ver alguna cinta. Decidimos avanzar en direcciones contrarias buscando el camino. Pero nada de encontrarlo. Y qué hacemos? Era la pregunta que flotaba entre nosotros, sin una respuesta concreta de alguna de las dos partes. Fuimos y volvimos varias veces en varias direcciones avanzando hasta más de 1km, siendo que nunca se debe seguir si por más de 500mts no se encuentran las señales. Y los minutos corrían. Y nosotros parados en la duda. La experiencia decía que deberíamos esperar a los equipos que venían por detrás de nosotros y en todo caso si errábamos el camino, seria en conjunto. Y no en solitario, poniendo en riesgo no solo la etapa, estábamos con la posibilidad de no terminar El Cruce, perdidos en algún pueblito desconocido en medio de la montaña. Sentí en ese momento el verdadero reto de correr en equipo. Debíamos tomar una decisión. Con opiniones diferentes entre nosotros. Con el riesgo de alguien errar. Seguir o esperar. Sentía en Pablo una sensación de angustia por la situación. Tanto esfuerzo realizado en la etapa 1. Planificar, programar, calcular, etc., para finalizar perdidos en la etapa 2, incluso ya con muchos minutos de ventaja sumados a los del día anterior. Difícil situación atrapada por el silencio. Con miedo a errar, o tal vez con miedo a arriesgar. Finalmente la intuición fue más fuerte y decidimos avanzar. Sin mucha seguridad en los pasos que dábamos. Recorriendo un sendero rodeados de dudas. Y los km pasaban y nada de ver una única cinta. Creando un clima de desespero entre nosotros. Y yo que por dentro pensaba los que Pablo no dudaba en repetir: perdemos El Cruce ¡!! No dudo en decir hoy, que ese momento de angustia escondida tras los ojos brillosos de Pablo, me llevaron a entender que la responsabilidad de ser parte de un equipo no reside solamente en llevar colgado el mismo número. Y si en la de sentirse unidos en cada paso que dimos, desde el momento en que decidimos ir, y hasta el día en que nos despedimos luego de pasar juntos 6 días triunfantes. Y volviendo a la etapa crítica, después de 4 a 5km de recorrido, volvimos a respirar aires de alegría al encontrar nuevamente señales en el camino. Fue la etapa más larga, no solo en km, también por los 35 a 40min. de tiempo perdido. Y a pesar de eso abrimos 6min. más sobre nuestro más cercano equipo perseguidor.

Ese día de tarde estuvo marcado por el cansancio y por la sensación de vacío que nos dejo el gran esfuerzo dado sin un tiempo final acorde, motivo del tiempo perdido. Pero no por eso dejamos de sentir la responsabilidad de actuar con profesionalismo, y nuevamente hicimos la rutina de análisis y estrategia a ser utilizada en la etapa 3.

Como todos los días nuestra alarma tocaba a las 5am. Sin levantarnos, solo estiraba el brazo y sacaba el tapón del colchón inflable. En pocos segundos nuestras espaldas sentían el des conforto del suelo. Era mejor levantarse que seguir acostados sobre un piso desparejo de un camping improvisado por la organización. Rápidamente nos vestíamos de corredor. Y partíamos rumbo a desayunar. Con todo preparado para dejar el camping y subirnos a los ómnibus que nos trasladaban a la línea de largada. Siempre estuvimos entre los primeros equipos en salir. Facilitándonos eso encontrar un sendero limpio de otros atletas, sin tener que sobrepasar a nadie, incluso porque por momentos el sendero lo asía uno abriendo caminos entre ramas y piedras.

Esta tercera etapa seria la más fácil si consideramos el circuito, pero la más dura si tenemos en cuenta que ya llevábamos algo así como 70km de masacrar las piernas. Y mi compañero incansable queriendo ganar la etapa. Y por mi lado queriendo ser más conservador. Fue así que al dar inicio del tercer día me encontraba corriendo a mi compañero a unos 40mts atrás intentando alcanzarlo. Y a cada metro que recuperaba el aumentaba el ritmo. Fueron casi 3km de caminos rurales a un ritmo cercano a los 3’15” por km. Y yo que me preguntaba, que le pasa a este pibe (por Pablo), no se entero todavía que venimos corriendo fuerte hace dos días ¡!! Hasta que finalmente pude alcanzarlo en el inicio de un nuevo sendero. Entrados ya en un bosque zigzagueante. Y pidiéndole por favor que me deje cambiar el aire, acomodarme, ya que no estaba en mis planes querer escaparme de no sé quien ¡!! Sinceramente a esa altura del partido yo ya pedía un tiempo, o era lo que quería. Muy inteligente mi compañero se mantuvo siempre adelante, no pocos metros, varios. Los suficientes para que yo no pueda chamullarlo. Ni siquiera me permitía aflojar mucho el ritmo, ya que si lo hacía lo perdería de vista entre arboles y piedras. Incluso en lo más alto donde la montaña te deja ver trabajo más como un señuelo, una liebre a la cual yo debía correr. Fueron varios km recorridos dentro de un gran agotamiento. Motivado por un amigo que siempre me empujo, desde adelante, diría mejor que me tironeo. Y aunque no pudimos ganar esa etapa, ambos sentimos que dimos lo mejor.

El Cruce no se gana en un día. Tampoco con una buena etapa. Aunque sabemos que nuestro gran golpe fue el primer día, aquel que dimos todo sin pensar en las consecuencia, sin pensar en los días siguientes. El Cruce es una carrera de más de tres etapas. Es una carrera donde el viaje, la alimentación, el descanso entre etapas, y sobre todo la relación entre los integrantes de cada equipo hacen al perfecto funcionamiento de dos piezas que se unen con un fin en común; ganar en nuestro caso.

A cada día que pasa agradezco más y más la compañía y el compartir en conjunto de unos de los tantos amigos que el deporte me dio. Amigo desde hace más de 15 años, que a pesar de la distancia que nos separa, no nos hemos distanciado, por el contrario, nos mantiene unidos permitiéndonos compartir vivencia inolvidables. Gracias Pablo por la oportunidad de volver a encontrarnos. Y que se venga el Cruce 2014 ¡!!!!