Vivir el triatlón y no solo ser triatleta

Vivir el triatlón y no solo ser triatleta puede marcarme la diferencia entre saber que lo disfruto y no que lo padezco. Fue este el pensamiento que me dejo el ultimo Ironman 70.3 de Brasilia.
Volver a organizarme, buscar un objetivo, pensar, planificar, a viajar, a errar, buscar, acertar y volver a errar, y a pesar de eso seguir adelante, son pautas que me van mostrando que en el fondo todavía hay algo que me empuja y no me deja parar.

Y Brasilia marco un nuevo inicio dejando atrás mucha historia personal en mis años deportivos. Sin importar cuánto se ha hecho. Y si cuanto queremos hacer todavía. Es así que un amigo y alumno me remarco esta actitud mía pasada por alto sin haberla concientizado: empezar de nuevo a construir un nuevo sueño!!!

Viaje con muchas expectativas, no tanto avocadas al resultado final, y si a mi propia posición ante una nueva competencia. Después de más de cuatros meses de mi último triatlón finalizado y con la experiencia del abandono en el IM de Florianópolis sin dudas que mi mayor inquietud era saber cómo respondería física, pero más psíquicamente en cada momento.

Volví a sentirme calmo antes de la largada, volví a sentir ganas de largar. Y de trabajar cada momento de la competencia como único, como importante para un todo. Con un rendimiento bueno, dentro de lo esperado según mis entrenamientos. Nade en el grupo que acostumbro hacerlo. Defendiendo mi espacio y atento a cada brazada. El ciclismo fue fuerte, me sentí bien, con algo de pérdida de rendimiento en los km finales debido a la falta de competencia y a la dureza del circuito y el viento fuerte que soplo sobre la última vuelta de las tres que debíamos realizar. Entregue la bicicleta con tres triatletas más, saliendo para correr con seis atletas por delante de nosotros. Si bien costo un poco el inicio del primer km sintiéndome algo duro después de un par de minutos ya lograba imprimir un ritmo fuerte que alimentaba mis ganas de buscar alguna colocación más adelante en el resultado final. Pasaban los km y a un ritmo suelto me alejaba de quien había comenzado a corre junto y crecía la esperanza de ultrapasar a algún triatleta. Solo que en el km 12 un fuerte calambre y sin previo aviso me dejo parado. Totalmente duro, sin poder dar un paso, caminar algo como para ayudar a relajar el musculo. Después de un par de minutos masajeándolo logre volver a iniciar un trote, que poco a poco fue ganando ritmo, pero que a esa altura de la competencia ya me había hecho perder colocaciones y esperanzas de ganar alguna. Corriendo prácticamente en solitario los últimos km para finalizar en 8va colocación.

Hacer un análisis más profundo de mi desempeño no tiene mucho sentido hoy. No hubo nada que pueda trasmitirles como interesante en cuanto a mi carrera en sí. Si puedo decirles que después de tantos años practicando deporte y habiendo pasado, y aun estoy, en un periodo de adaptación, que creo será una eterna adaptación, no tengo dudas que para movernos en alguna dirección, que para vivir y sentir el verdadero sentido del deporte, debemos tener un motivo, algo que nos mueva y nos retroalimente a cada día. En busca del tan ansiado objetivo. Y esa sensación volvió aparecer en mi en las últimas semanas, con ganas de seguir persiguiendo sueños que le den vida a mi deporte, que me hagan vivir el triatlón.

Os comentários estão fechados.